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Por Juan Antonio de Lucas, Agencia EFE para El Nuevo Día (Endi.com)
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Date Posted: Sat, May 29 2004, 06:57:27pm
 QUITO - Los "missólogos", como llaman aquí con gracejo a los especialistas en Miss Universo, se han dividido este año en dos bandos enfrentados: los partidarios de las rubias angelicales y los que apuestan por las morenas con temperamento.
Tan vieja como el mundo, esta dicotomía vuelve a repetirse este año en Ecuador, pero con el matiz de que los fanáticos de las rubias han comenzado a fijarse mucho en las azucaradas eslavas del este de Europa.
Como es ya tradición, las bellezas latinoamericanas, y este año también la extrovertida española María Jesús Ruiz, encarnan otra vez el prototipo de la mujer morena de carácter decidido y simpatía a raudales.
A tan sólo tres días de la gala final de proclamación de la ganadora, el próximo 1 de junio en Quito, las apuestas de los expertos en concursos de belleza -que sabios hay para todo en esta vida- se han disparado en múltiples direcciones.
Los cabalistas no terminan de ponerse de acuerdo en los pronósticos, lo cual resulta muy comprensible si se tiene en cuenta que las 80 aspirantes de los cinco continentes desbordan sobradamente los cánones de belleza establecidos.
Con leves variaciones, todas las concursantes cumplen la legendaria ecuación 34-24-34, si bien es en la estatura donde se aprecian las mayores diferencias, con misses que van desde 5'6" a otras que llegan a 6'.
Aceptado el hecho de que cualquiera de ellas puede ganar, los augures del certamen, muchos de ellos de la prensa especializada, se dedican a escrutar en detalles y circunstancias aparentemente triviales, y llegan incluso en algunos casos al terreno del surrealismo.
Hay quien piensa que este año "le toca a una rubia, para variar" por el simple hecho de que el año pasado ganó Amelia Vega, una dominicana de piel canela.
Otros, más maliciosos, atribuyen un gran poder decisorio al organizador del concurso, el magnate estadounidense Donald Trump, y recuerdan que su actual novia, que está a punto de convertirse en su tercera esposa, es Melania Knauss, una modelo eslovena de 33 años.
Esa circunstancia ha hecho que "los más perspicaces" atribuyan una ventaja inicial a las representantes de Ucrania (Oleksandra Nikolayenko) y de Rusia (Kseniya Kustova), altas, de pelo oscuro y ojos verdes, que son casi "clónicas" de Melania.
Sin embargo, la organización del concurso insiste en la total neutralidad de los diez miembros del jurado, que además, y para evitar suspicacias, llegan con el mismísimo Trump en su avión privado casi el día anterior a la gala final.
Las rubias nórdicas clásicas gozan este año, efectivamente, de muchas adhesiones, con el liderazgo momentáneo de la estadounidense Shandi Finnessey, psicóloga de 5'11" de estatura, que además toca el piano y el violín, y seguida por la noruega Kathrine Sorland y la canadiense Venessa Fisher.
También han logrado destacarse en ese grupo la estonia Sirle Kalma y la checa Lucie Vachová, acompañadas de la "atípica" turca Fatos Segmen, otra rubia despampanante que ha capturado la atención de la prensa gráfica por su fotogenia.
Lo mismo ha conseguido, pero ya en el grupo de las "poderosas morenas", la modelo paraguaya Yanina González, muy bien situada en las apuestas, aunque acompañada a la misma altura de Ana Karina Añez, informática venezolana con el pelo "a mechas" y ojos negrísimos.
Es imposible no citar también a la mexicana Rosalva Luna, elogiada por su forma de desfilar por la pasarela, a la colombiana Catherine Daza, piropeada por su elegancia, y a la peruana Liesel Holler, de líneas felinas estilizadas.
Ni tampoco a las representantes de Chile, Gabriela Barros, la nicaragüense Marifely Arguello y a la candidata de Brasil, Fabiane Niclotti. Mucho se ha hablado también del "saber estar" de la dominicana Larissa Fiallo, digna sucesora de Amelia Vega, y de la cautivadora sonrisa de la puertorriqueña Alba Reyes.
Susana Rivadeneira, que juega como "local", ha suscitado una corriente de nacionalismo entre los hombres ecuatorianos, que por supuesto la ven como favorita para ganar la corona de oro blanco, 1,200 brillantes y siete perlas.
Pero hay más morenas, aunque de otras latitudes, que están dispuestas a dar la batalla, y entre ellas destacan la libanesa Marie Jose Hnein, Tanushree Dutta, de la India, y la egipcia Heba El-Sisy.
Foto: Shandi Finnessey, representante de Estados Unidos, durante el espectáculo de presentación.ET
*sábado, 29 de mayo de 2004
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