Los enormes y marginados barrios de Kenia no conocen la abundancia excepto por las montañas de basura que llenan sus ríos y sus calles enlodadas. Seguir leyendo el arículo
Foto y Vídeo relacionado Ampliar fotografía Pero hace poco unos diseñadores kenianos desarrollaron una cocina que convierte la basura en un combustible con el que se puede alimentar a los pobres, provee agua caliente y destruye los desechos tóxicos, además de disminuir la destrucción de los bosques.

Tras nueve años de desarrollo, el prototipo de "cocina comunitaria" está terminado y listo para ser utilizado en los atestados campamentos de refugiados, así como en barrios a lo largo del país, donde la basura genera enfermedades como el cólera.

Inventada por el arquitecto de Nairobi Jim Archer, la cocina combina simplicidad con la capacidad de enfrentarse a varios desafíos medioambientales simultáneamente. El diseño fue elogiado el año pasado en el Festival Mundial de Arquitectura en Barcelona.

El prototipo está trabajando en el barrio pobre de Kibera de Nairobi, reconocido como el más grande de África, donde viven cerca de 800.000 personas.

Sobre el bullicioso horno se preparan patatas, arroz o té, y un trozo de carne se cocina en un horno que también puede ser usado para hacer pan.

Tras el área de cocina se seca la basura recogida por jóvenes del sector en cajones antes de ser quemada en el horno.

La cocina es uno de varios proyectos que dan esperanza entre las personas de las enormes barriadas, que sufren la violencia endémica, crimen y enfermedades.

En otra parte de Kibera, un grupo de 35 jóvenes ha desarrollado una granja sobre un ex depósito de basura, donde tienen sus propias plantaciones de pepinos, calabaza y tomates que después venden.

PELIGROS PARA LA SALUD

Los peligros para la salud que representa la basura saltan a la vista tan pronto como se entra en Kibera. El barrio parece haber sido construido literalmente sobre basura, con desechos, que incluyen excrementos y llenan las calles de lodo y los arroyos, por lo que sólo quedan piscinas fétidas.

Las pequeñas quemas de basura a los lados de las carreteras emanan un humo tóxico justo cerca de puestos donde se vende comida.

Los cerdos y las cabras buscan comida entre los desechos y los niños juegan en arroyos asquerosos y beben agua de cañerías cubiertas con basura.

Barrios como Kibera, hogar del 60 por ciento de la población de Nairobi, no tienen recolección de desechos u otros servicios por parte de las autoridades de la ciudad.

Varios habitantes luchan para poder comprar gasolina para sus propias cocinas, por lo que la idea de Archer era librarse de parte de la basura, además de proveer de agua caliente para baños e instalaciones de cocina comunitarias.

Aunque el prototipo de la cocina comunitaria en el poblado de Laini Saba en Kibera se ha enfrentado a riñas locales, sequía y problemas de diseño, se demostró que la idea funcionaba.

Ahora la Cruz Roja de Kenia está preparándose para instalar cocinas similares en los campamentos de refugiados de Dadaab y Kakuma, cerca de la frontera con Somalia, donde el cólera ya ha brotado este año y al menos una organización europea de ayuda busca hacia un desarrollo más amplio.

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