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Subject: Demonología I


Author:
Sergio,Barcelona
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Date Posted: 18:23:01 06/01/09 Mon
In reply to: Sergio,Barcelona 's message, "Experiéncia tras la ouija" on 18:02:07 10/22/08 Wed

Hola a todos/as.

El Demonio [1]

”Revestios de toda la armadura de Dios, para poder contrarrestar las acechanzas del diablo. Porque no es nuestra pelea solamente contra

hombres de carne y sangre, sino contra los príncipes y potestades,

contra los adalides de estas tinieblas del mundo, contra los

espíritus malignos esparcidos en los aires.”[2]


INTRODUCCIÓN


Después de haber hablado acerca de los ángeles, de haber conocido en que forma fueron creados, su naturaleza, su prueba, sus acciones, sus diferentes características y división en coros, de saber en qué se basa esta diferencia, etc., forzosamente tenemos que abordar el difícil tema de los ángeles malos (demonios[3]), los que no pasaron la prueba. Si al hablar de los ángeles en general nos encontramos con la dificultad de la falta de información segura en las Sagradas Escrituras, y que mucha de la doctrina referente a ellos es de tipo deductivo, aunado a la enorme cantidad de información proveniente de la fantasía popular, de la distorsión de esta información que en algunos casos es «malintencionada»; al hablar de los demonios nos encontramos con más ideas producto de esta exagerada fantasía, de mitologías, de consejas populares, mitos, temores exagerados, miedos irracionales; encontramos también ideas provenientes del paganismo, acerca de sus deidades (politeísmo), entremezcladas con la verdad acerca de los demonios, etc., así que en la actualidad esta información sobre la realidad espiritual de los demonios está muy distorsionada: esta distorsión se debe principalmente a que ya no se cree en él, distorsionada por el no entendible silencio de la Iglesia acerca de su realidad patente, por el ridículo afán de novedad y de exhibicionismo de las generaciones actuales que han hecho un verdadero culto a la figura y a la persona del demonio, elevándolo hasta la envidiable posición de un «ídolo», sectas que abiertamente se proclaman satánicas, etc. Aunado a lo anterior, las corrientes modernas de pensamiento: racionalismo, positivismo, etc., donde lo único que toman en cuenta es lo que se puede estudiar, examinar, y sobre todo que puede ser repetible en sus operaciones, han venido a poner en tela de juicio la fe acerca de la vida espiritual en general, no sólo de los demonios. Y para colmo, lo poco que conoce el hombre moderno es la patraña New Age o el horror satanista.

Así que para no desviarnos de nuestra intención, que es la de que el creyente tenga ante su vista esta patente realidad, que a pesar de tenernos apesadumbrados y que nos ha impuesto una carga casi insostenible, no es visible ante nuestra miope visión, pero de acuerdo a nuestra fe, basados en las Sagradas Escrituras y en el Magisterio de la Iglesia. Esta realidad es una de las bases de nuestra fe, pues si el demonio como entidad real, personal, no existe, nada de lo que hemos creído tiene significado,[4] es por eso que esta acción de pasar inadvertido, aun dentro de la Iglesia, es la más colosal hazaña de Satanás en nuestro mundo actual. Triste conclusión: «La acción del ser espiritual es una de las realidades más ignoradas de la actualidad».

Dividiremos nuestro estudio en seis puntos fundamentales, tratándolos al principio desde el punto de vista teológico, y agregando todo lo que la razón ha podido discernir acerca de ello, y sobre todo, la opinión de aquellos que se han dedicado a conocer y combatir a estas entidades espirituales, me refiero a los demonólogos y a los exorcistas. En algunos lugares, al igual que al hablar de los ángeles, tendremos que intercalar conceptos vertidos en las revelaciones privadas, cuidando que sean las más confiables:

1) El pecado de los ángeles.

2) El castigo.

3) Acción de los ángeles malos entre sí.

4) Acción sobre el mundo material.

5) Acción sobre el hombre.

6) Tratando de desenmascarar al demonio para vencerlo.

Al final de este recorrido, daremos un vistazo a esta realidad desde el punto de vista de la Divina Voluntad, el que se nos ha dado a conocer a través de los escritos de Luisa Piccarreta.

1).- Pecado de los ángeles.

La lógica nos impone tratar primero la posibilidad del pecado en los ángeles, para poder hablar después de la caída, y todo lo referente a ella.

Como vimos en lo expuesto en los ángeles, Dios creó a estos seres en estado de gracia, [5] pero es una verdad incuestionable que existen los demonios, por lo que es evidente que algunos ángeles pecaron.

Vale la pena entender, que si la propia voluntad del ángel o la del hombre fueran la regla de la moralidad, resultaría que tanto el ángel como el hombre serían impecables por naturaleza, ya que cualquier cosa que hicieran voluntariamente, estaría siempre dentro de la regla de la moralidad. Pero como la regla de la moralidad no es la voluntad del ser creado, sino la Voluntad de Dios, entonces sólo Él es impecable por naturaleza, de lo que resulta que el alejarse, gracias al libre albedrío, de esta Voluntad de Dios, apartándose del orden establecido por Él, es la causa del pecado, o mejor dicho, el pecado mismo.

En cuanto al «acto» del pecado, nada se puede decir con seguridad. Algunos santos Padres y escritores antiguos, tomando al pie de la letra las palabras de la Sagrada Escritura en Gn 62,[6] llegaron a decir que el primer pecado de los ángeles fue un pecado carnal, y por eso les atribuyeron también una especie de cuerpo aéreo y sutil, pero esta creencia fue abandonada a partir del siglo IV en Oriente y del V en Occidente. El pecado en los seres espirituales[7] sólo puede ser aquél al que puede inclinarse la naturaleza espiritual, puesto que nadie se inclina a lo que es contrario a su propia naturaleza, puesto que todas las cosas tienen el deseo natural de conservar su propio ser, por eso no puede inclinarse a los bienes propios del cuerpo (materia), y esta es la razón por la que el pecado de los ángeles no pudo ser un pecado carnal, aunado a que no tienen cuerpo, y si bien es verdad que pueden formarse una especie de cuerpo para manifestarse, también es verdad que no pueden realizar ninguna función fisiológica a través de dicho cuerpo. Su pecado fue de soberbia,[8] y como consecuencia de ella sobrevino el pecado de envidia.[9] Como vemos, esto coincide perfectamente con lo dicho por Sor María de Jesús de Ágreda, expuesto en la meditación anterior (Los ángeles).

No viene al caso repetir lo expuesto acerca de la prueba, por lo que solamente nos limitaremos a concluir, que del resultado de esta prueba, tuvo origen la naturaleza angélica caída, o sea los «demonios»

2).- El castigo.

Una vez consumada la culpa, cuando la rebelión contra Dios fue un hecho cumplido, y que la voluntad de los ángeles, por ser de naturaleza espiritual, tuvo pleno conocimiento y consentimiento del hecho, habiendo resistido las tentativas de la Gracia para su conversión, dicha voluntad quedó congelada en su decisión y fue dictada la sentencia condenatoria.[10]

¿En qué consistió el castigo? Según Sto. Tomás[11] consta de varias consecuencias, de las cuales, las principales son estas cinco:

a) Privación de todos los dones gratuitos que habían recibido de Dios.

b) Exclusión de la eterna bienaventuranza y lanzamiento al infierno.

c) Obscurecimiento de su inteligencia.

d) Obstinación de su voluntad en el mal.

e) Vehemente dolor.

Veamos: La culpa ocasionó que su ser quedara simplemente con los bienes naturales que les fueron dados de acuerdo a su naturaleza, perdiendo seguidamente los dones sobrenaturales que se les habrían adjudicado por gracia, en caso de haberse adherido a la Voluntad de Dios mientras estaban en estado de viadores, perdiendo así la posibilidad de llegar a la visión beatífica, que es la bienaventuranza eterna.

Se habla de una batalla en el Cielo,[12] encabezada por San Miguel Arcángel y Lucifer.[13] ¿Habrá sido una batalla para arrojar a los demonios del Cielo? El ángel es un ser incorpóreo, no tiene materia, no ocupa un lugar, trátese del ángel bueno o del malo; y si esto es con la naturaleza espiritual creada, con muchísima más razón debe ser para la naturaleza espiritual Increada, o sea Dios. Por lo tanto, el Cielo no lo debemos considerar como un lugar donde está Dios,[14] si fuera así, el infierno, ¿dónde estaría? ¿Fuera de Dios? Por supuesto que no, pues no existe nada fuera de Él, ¿En su Justicia? Podría ser, pero seguiría estando dentro de Dios, en uno de sus atributos, así que la batalla no hubiera tenido sentido, y Dios no hace nada sin sentido. El ángel es un ser intelectivo que se pone en contacto con las demás inteligencias creadas por medio de especies inteligibles, no por medio de palabras; ¿será acaso que esto es lo que se le prohibió a los demonios, y por eso se dice que fue arrojado del Cielo? Para resolver lo anterior baste revisar la Sagrada Escritura, donde se habla de que Satanás se presenta ante Dios, recibe órdenes, disputa con San Miguel por el cuerpo de Moisés, sirve como acusador de los hombres ante la presencia de Dios, etc., lo cual nos dice claramente que no están incomunicados; que no quieran comunicarse mutuamente, o que no tengan nada que comunicarse, es otra cuestión, pero no que exista la imposibilidad de hacerlo, por lo que tampoco fue ésta la razón. Así que podemos concluir que el castigo no fue el haber sido arrojado del Cielo; pero, ¿entonces qué es el Cielo? El Cielo es un estado, el estado de unión con nuestro Creador, con su Divina Voluntad, el Cielo es un participar de la Vida Divina a su máxima expresión, en cuanto a criatura es posible, es disfrutar de todos los bienes divinos que contienen los actos comunicados por la Divina Voluntad en el acto de haber sido creada la naturaleza espiritual, y de los que la naturaleza humana haya conquistado a través de su vida, y cada cual participará de acuerdo al número de actos comunicados, pues esos serán los bienes que posea. ¿Qué tenemos ahora? «Que el haber sido arrojado del Cielo» y precipitado en el infierno[15] no es un castigo impuesto por Dios, sino consecuencia lógica de haberse apartado “voluntariamente” de la participación, tanto de la Vida de la Divina Voluntad, como de sus bienes que posee y quería comunicar a su criatura.[16]

En cuanto al obscurecimiento de su inteligencia, cabe mencionar que su inteligencia natural, muy superior por naturaleza a la humana, quedó íntegra, sin merma, lo que perdió fue la participación de los conocimientos que se les habrían infundido por participación (sobrenaturales), pues perdieron la posibilidad de la unión con su Creador.

La obstinación en el mal no la podemos tomar como un castigo, pues sería tanto como decir que Dios los obliga a seguir siendo malos, aunque, si se pudiera dar, se arrepintieran. Escoto atribuye esta obstinación a la carencia de gracia habitual; San Buenaventura, Durando, Vázquez, Suárez, etc., dicen que obedece a la sustracción de los auxilios sobrenaturales. Sto. Tomás y muchos de los teólogos modernos, afirman que la obstinación proviene de la misma naturaleza y condición del entendimiento y de la voluntad angélicos, que se adhieren de manera inamovible a los objetos aprehendidos y libremente elegidos. Tal como lo habíamos expuesto.

Padecen vehementes dolores, dice Sto. Tomás, pero si el dolor es la percepción sensible de un estímulo en un sentido, es obvio que los demonios no pueden sentir dolor, puesto que carecen de órganos corporales, por lo que sería mejor decir que están sujetos a vehementes «sufrimientos» de orden intelectual y afectivo.[17]

3).- Acción de los ángeles malos entre sí.

Existe entre los demonios mutuas relaciones que tienen por objeto el mal y el aumento de las tinieblas del pecado. Persiste entre ellos el orden de mayor o menor perfección de la naturaleza que cada uno recibió de Dios, pues los dones naturales no se perdieron, de esto se entiende que hay demonios más inteligentes y poderosos que otros, y por eso algunos ejercen el mando sobre otros. Esta subordinación no procede de la amistad que pudieran tener entre ellos, sino de la maldad común con que odian a los hombres y se oponen a Dios. Entre ellos se comunican, pero no se puede llamar iluminación como en los ángeles buenos, en que los superiores participan sus dones a los inferiores, no, sino que aquí es un simple fraguar cómo hacer más mal.





Sagrado Corazón de Jesús, presente en todos los Sagrarios del mundo, en tí Confío! Siempre


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Subject Author Date
Demonología IISergio,Barcelona18:25:27 06/01/09 Mon


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