BARBIE ( FROM THE MPRBJ VAULTS ) -- MISS PUERTO RICO BEAUTY JOURNAL

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Date Posted: Fri, May 24 2024, 21:54:21 PDT
Author: MPRBJ
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Subject:

BARBIE ( FROM THE MPRBJ VAULTS )

Como venia de una familia inmensa mis padres me enviaban de vez en cuando a compartir con mis tíos y primos. Un fin de semana me iba con unos, y así iba rotando para compartir con todos. En una época Navideña mis padres me enviaron donde mis tíos favoritos, ya que sus hijos eran mis primos doble. Mi madre era hermana de mi tía, y mi padre hermano de mi tío. Mis primos llevaban mis dos apellidos. Éramos como hermanos. Al llegar me junté con mi prima favorita, Rosa. Me dijo que al día siguiente iría a su escuela a buscar un regalo de uno de sus compañeros y para asistir a la fiestesita que daba la escuela. Me pidió que la esperara a cierta hora bajo un inmenso árbol de mangó, ya que traería consigo dulces de la fiesta. Así lo hice. Desde el árbol podia ver todo el campo en su esplendor de color verde. Escuché a diferentes pájaros cantar, y mi espera se convirtió en un paraíso. Luego de esperar por un largo rato vi a mi prima a la distancia, bajando la cuesta con una bolsa. Me alegré al verla, y sabía que en la bolsa venían los dulces.

Nos encontramos bajo el árbol, y rápido le pedí que me mostrara los dulces. Dentro de la bolsa habían blonies, dulces Navideños, mentas, gomitas, Mary Janes, y chocolates. Consigo traía otra bolsa más pequeña y le pedí que me mostrara lo que llevaba dentro. Me dijo que no. Al preguntarle el porqué me dijo que era lo que le habían obsequiado y que estaba enojada porque era el peor regalo: dos muñecas de en miniatura de plástico, de las que se compraban en aquélla época por 25 centavos. Mi prima estaba inconforme y no las quería. Me pidió que la ayudara a deshacerse de ellas. Le pedí que las guardara, pero me dijo que no y que ya estaba decidida a no llevarlas a la casa. Acepté en ayudarla y le sugerí que las lanzáramos al río. Mi prima se alegró y tomamos rumbo a dicho lugar. Mientras bajábamos la cuesta comenzamos a comernos los dulces. Ibamos riéndonos por el asunto de las muñecas.

Al llegar al río le pregunté si estaba segura de lo que iba hacer, y me respondió que sí. Una de las muñecas era rubia, la otra castaña. Las sacamos de su bolsa, y, mirándonos a la cara con sonrisa de cómplices, las lanzamos al río. Las muñecas comenzaron a viajar con la corriente inmediatamente. Repentinamente, y sin haberlo planeado, mi prima y yo nos fuimos corriendo tras las muñecas, que parecían estar huyendo de nosotros. Correr a la par con el río fue fácil al comienzo, pero más abajo encontramos dificultad ya que los arbustos impedían el paso. Como no queríamos perder vista con las muñecas teníamos que cambiar el rumbo para evitar los arbustos, y hacíamos un recorrido por una vereda y nuevamente llegábamos al río. Nos preguntábamos si ya las muñecas habrían pasado, pero inmediatamente aparecían con la corriente una al lado de la otra. Comenzábamos a gritar al verlas, y nos reíamos a carcajadas. Se veían inútiles, indefensas, pero con un rumbo fijo guiadas por la corriente. El río parecía darle vida a ambas, ya que el movimiento del agua las hacía mover y en varias ocasiones hasta pararse para volver a caer en diferentes posiciones. Entre más corríamos tras ellas más comíamos dulces, creando en nosotros a dos niños más energéticos. Parecía como si las muñecas fueran un imán que nos hacía correr tras ellas.

En un momento dado ambas muñecas se estanquearon entre unas piedras. No sabíamos qué hacer ya que tampoco podíamos meternos al río por su profundidad. Sin darme cuenta mi prima se desapareció, y cuando estuve a punto de llamar su nombre la vi salir de un arbusto con una rama larguísima corriendo en dirección al río. En menos de dos segundos vi a mi prima dándole con el palo a las muñecas para que continuaran su rumbo. Lo logró, y salieron de su estanque con más fuerza que antes. Seguimos corriendo tras la corriente. Mi prima llevaba la rama en mano y parecía una guerrillera amazónica. Le pedí que botara la rama pero me dijo que quizá la necesitaríamos nuevamente. La volvimos a usar, pero esta vez mi prima parecía estar molesta y le gritaba a las muñecas, quienes parecían no querer moverse de su estanco. Le dí un Bloni para que se calmara pero la azucar del dulce parecio volverla loca y le metió con más fuerza a las muñecas, sacándolas de su estanco a palo limpio. Tenía el presentimiento que no habría fin ya que el río parecía eterno. Le pedí a Rosa que nos retiráranos pero rehusó. Me dijo que mientras tuviéramos dulces estaríamos bien, y que las muñecas tenían que ser destruídas.

Seguimos con el maratón hasta llegar a la parte limítrofe de la propiedad de mis tíos. Aunque éramos traviesos no nos gustaba desobedecer las reglas de la familia. Antes de que las muñecas partieran por el rumbo desconocido mi prima trató de destruirlas a palo. Afortunadamente las muñecas estaban fuera de su alcance y ambas escaparon con la corriente para nunca más volver. Ambas muñecas se salieron con la suya, dejándonos derrotados y muertos de cansancio. Quizá el río las llevó a un lugar remoto de Puerto Rico para ser rescatadas por alquien que se las regalara a un niño sin juguetes. Mi prima y yo nos quedamos mirándolas como se desvanecían a lo lejos con el horizonte. Estábamos en silencio, reflexionando; mi prima aún con la vara en mano y sin masticar el bloni.

ANONIMO

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